contexto general
El explorar con músicas tradicionales no es un hecho totalmente nuevo, hay compositores como Béla Bartók en sus danzas folklóricas rumanas o el mismo Bach en sus suites barrocas que buscaron en las músicas tradicionales, una forma de partir para componer y darle su concepto desde conceptos populares de la época o inclusive experimentando con ideas propias (Grout & Palisca, 2001).
En Colombia hay muchos músicos que han explorado con músicas tradicionales de diferentes zonas del país, han existido combinaciones de todo tipo y es algo que ha llamado mucho la atención. Lucho bermúdez con el porro y el sonido Big band jazz de los años 30 es un ejemplo (Garay, 2018) y yéndonos a ejemplos más actuales, quiero citar a Adrian Sabogal que experimenta con música del pacífico en un contexto jazz modal en su grupo Redil Cuarteto (Cifuentes, 2016).
Antes de hablar como tal de proyectos de música andina centro, sus fusiones e innovaciones, voy a explicar el contexto de la zona a la que yo quiero referenciar y me parece pertinente. Existe un registro escrito hecho por el violinista Narciso Garay en 1894, donde expresaba que había ausencia de compositores nacionales y que existía una necesidad de sentirse identificados. En el siglo XX empezaron a llegar piezas de piano, marchas y obras provenientes de Europa (Bermudez, 1954). El pasillo y el bambuco tiene influencias españolas directas, en sus inicios eran netamente instrumentales (Piano y Grupo de Cámara). Músicos como Pedro Morales Pino hicieron tendencia, adoptando estudiantinas de cuerdas españolas como formato principal y poesía culterana como texto. En esta época el pasillo y el bambuco eran comunes en tertulias y la música tradicional como tal era religiosa. En 1910, maestros como Emilio Murillo y Guillermo Uribe Holguín empezaron a generar audiencia y cultura interpretando en el piano obras de Mussorgsky, Debussy y Beethoven entre otros. (Bermudez, 1954)
El 3 de noviembre de 1907, se empezaron a realizar las primeras grabaciones de música colombiana en la Habana Cuba, hecha por el trío Hidalgo, Villalon y Reynoso. Entre 1920 y 1930 surgen aires de modernización de la música andina a raíz de la grabación bajo una mirada nacionalista. Surgen Grupos Construidos por la industria como Silva y Villalba o Garzon y Collazos, grupos muy populares en la época que llegaron a ser los más reconocidos en la época. (Bermudez, 1954)
Actualmente, Bogotá es el epicentro de muchas culturas, es la urbe más importante y es donde muchas personas del país llegan en búsqueda de oportunidades. No quiero decir que se han perdido costumbres, ni mucho menos quiero sonar conservador y decir que por culpa de la multiculturalidad en Bogotá se han perdido sonoridades y costumbres de experimentar con el bambuco, pasillo, guabina, entre otros. Admiro a aquellos músicos que experimentan con músicas tradicionales y a partir de ellas crean un lenguaje propio.
Teniendo en cuenta lo anterior y partiendo de referentes que hayan incorporado la música Andina de centro en su música, quiero mencionar a Javier Pérez y Francy Montalvo, que llevan una experiencia desde el 2006 con su Agrupación Carrera Quinta que inició como un septeto y hoy en día es un formato Big Band. Carrera quinta experimenta también con sonoridades del jazz y es una agrupación nominada a los Grammy (Carrera Quinta, 2012). Otra agrupación a mencionar es el trío Nueva Colombia, es una agrupación que mezcla sonidos de música andina de centro con sonoridades del jazz, quiero resaltar que en esta agrupación si integran un instrumento tradicional como lo es el tiple. Esta agrupación inició en 1988 teniendo como director a German Dario Perez (Pianista también de la agrupación), tienen un amplio repertorio y hasta el dia de hoy es una agrupación con un amplio recorrido y con reconocimiento tanto nacional como internacional (Julio Mario Santo Domingo, 2018).
Para finalizar quiero comentar lo que se viene gestando hace unos años en Colombia por un Movimiento llamado “Las Nuevas Músicas Colombianas” que pretenden resaltar las músicas tradicionales y en donde cada músico presenta sus emociones y expresa su identidad en la música, además incentiva al nuevo músico a componer y crear identidad colectiva (CHAVARRO BUITRAGO et al., n.d.). Se están formando agrupaciones desde la universidad y cada vez hay más músicos experimentando con sonoridades de la música andina centro, incorporando también nuevos lenguajes como el jazz, el funk, entre otros. Entre ellos Inguna , Madera Jazz y uno que otro ensamble universitario. Hay diversos ensambles que hacen arreglos con voz pero en su mayoría son adaptaciones y hay poco contenido compositivo con letra en las nueva tendencia de experimentación con sonoridades de la música andina de centro.